¿Qué es una carrera en realidad?
Es una situación en la que hay
uno, dos o tres ganadores y muchos perdedores.
Es una
competencia.
Entonces, ¿qué significa ser
“competente” profesionalmente?
Significa estar suficientemente capacitado para competir, para probablemente ganar y dejar atrás al resto, que automáticamente pasa a la categoría de menos “competente” o incluso de “perdedor” en algunos casos.
Desde la infancia hemos sido tan
profundamente programados con estas ideas que no somos conscientes de las
implicaciones que tienen.
Están relacionadas (y no por causalidad) con la
errónea interpretación de las teorías de Darwin que aparentemente validan el concepto de “la
supervivencia del más apto”. Pero en su teoría,
"aptitud" en realidad no se refiere a la fuerza o capacidad atlética de un organismo, sino a la
capacidad que tiene una especie para
sobrevivir y
reproducirse.
En realidad la supervivencia se basa en la
cooperación y no en la competencia para la destrucción. La
naturaleza en sí misma está basada en la
cooperación.
Millones de años atrás, las
bacterias llegaron a un estado
muy similar al nuestro en la
actualidad. Se comían y destruían unas a otras y estaban
al borde de la extinción. Sin embargo,
aprendieron a cooperar y a
co-existir. La humanidad está ahora en un momento crucial, similar al de las bacterias hace millones de años.
¿Porqué hablo de todo esto y
qué tiene que ver con la composición? Pués porque en nuestro terreno ocurre
algo muy similar. Está plagado de
festivales, concursos, competencias. premios, nominaciones y reconocimientos. Todos basados en el principio de la
“competencia” y en el supuesto hecho de que estamos en una
“carrera” profesional.
Este concepto es
artificial y
obsoleto y nada tiene que ver con la
música, con las canciones, con el arte en general y con la
escencia misma de expresarnos haciendo
canciones.
Este concepto ha
desvirtuado la finalidad más importante del ser compositor y nos ha hecho creer que la
calidad y la
capacidad están directamente relacionadas con la capacidad de que nuestras canciones
generen dinero y
premios a costa de lo que sea. Personalmente, yo no comencé a hacer música y a escribir canciones por eso. Lo hice porque siempre ha sido para mí
una necesidad del alma.
No estoy diciendo con todo esto que el hecho de ganar premios
esté mal, en verdad estoy
muy agradecido por los pocos que he tenido la fortuna de recibir. Y son definitivamente una
gran ayuda para validar
nuestra trayectoria ante los ojos del mundo. Mundo que sin lugar a dudas está
enceguecido con este
erróneo concepto, en todas las áreas. Yo creo que como decia mi Maestro, “hay que
estar en el mundo sin ser del mundo”.
Jugar este juego si es que lo consideramos útil, pero
sin creérnoslo demasiado.
Que los
premios, nominaciones, festivales, concursos y reconocimientos sean
pruebas de nuestro valor como
creadores y artistas en general, no tiene el
menor sentido. Sobre todo cuando muchos de esos premios están basados en las
ventas, en las
tocadas en radio, (que ya todos sabemos que un enorme porcentaje de estas tocadas son pagadas o están basadas en intercambios, no en la calidad), en la
política o en
negociaciones ajenas a la música……bueno, aquí es donde todo esto se vuelve muy
confuso e
irreal.
En
conclusión, yo prefiero enfocarme en hacer
canciones que expresen
quién soy, lo que
quiero decir y que aporten
algo positivo a este
mundo que tanto
lo
necesita hoy en día,
sin pensar en “competir” y
eliminando desde hoy la palabra
“carrera” de mi vocabulario. Si
algún premio decide tocar otra vez a mi puerta, pués será
bienvenido, pero siempre recordando de lo que se trata en
realidad.
Me gustaría saber: ¿cuál es tu punto de vista sobre este asunto?
Déjame un
comentario aquí abajo: